miércoles, 30 de abril de 2014

FRACASO ESCOLAR: 10 pautas para que los niñ@s aprendan a aprender

niña contenta con deberes Fracaso escolar: 10 Pautas para que los niños y niñas aprendan a aprender
El fracaso escolar es aquella situación en la que el estudiante no consigue los logros esperados según sus capacidades. Esto afecta a su personalidad influyendo en otros aspectos de su vida. Son varios los elementos que interactúan  en esta problemática, entre ellos la autoestima y autoeficacia, la motivación y las expectativas. Una autoestima académica baja mediante la cual el estudiante se percibe incapaz de obtener buenas calificaciones, va a generar una falta de motivación e interés por los estudios y un temor por alcanzar las expectativas esperadas.

¿Por qué es importante aprender a aprender?

Obtener el rendimiento esperado puede ser complicado cuando no sabemos cómo hacerlo. Es fundamental desarrollar la habilidad de aprender a aprender. Esta habilidad implica desarrollar aspectos cognitivos, es decir capacidades que permitan al alumno conocer y regular sus propios procesos de aprendizaje y al mismo tiempo, desarrollar actitudes para aceptar los errores y para ser capaz de afrontar y superar el fracaso.

¿Cómo podemos enseñar a los niños y niñas a aprender a aprender?

Más que una serie de técnicas para desarrollar esta habilidad de aprender a aprender, debemos partir de la reflexión del propio estudiante. Es muy importante que como protagonista del proceso reflexione sobre cuál es su meta y sobre cómo crear su propio aprendizaje. Esto va a permitirle aprender a gestionarse y aprender a aprender. Trabajar la autoeficacia es el siguiente paso, siendo el punto clave de todo el proceso.

10 Pautas para que los niños y niñas aprendan a aprender

  1. Fomenta la reflexión sobre el propio aprendizaje. Haz que el niño/a se pregunte que quiere aprender, porque quiere aprenderlo y cómo va a hacerlo.
  2. Trabaja la autoeficacia y la autoestima ofreciéndole tareas que supongan un reto, pero que sea alcanzable. Deben tener alguna dificultad pero al mismo tiempo que puedan solventar.
  3. Ante nuevos aprendizajes, ayúdale a comenzar analizando los conocimientos previos que tenga sobre el tema. Aprender a aprender significa poder establecer relaciones con otros contenidos y basarse en ellos, de esta forma se produce un verdadero y significativo aprendizaje, distinto a la memorización o copia.
  4. Deja que sigan su propio ritmo. Cada persona es distinta y el aprendizaje se construye, esto implica un proceso que cada cual ha de seguir con su ritmo personal.
  5. Favorece su papel activo en la construcción de aprendizajes. Ante la tarea de aprender el protagonista es el sujeto que aprende y su papel por lo tanto ha de ser activo en la creación de estos aprendizajes. Para ello, permítele e incítale a la práctica, la indagación y el desarrollo de las competencias o el saber hacer.
  6. Enséñale a evaluar el desarrollo de su aprendizaje. Esto implica la reflexión durante el desarrollo del proceso de aprendizaje. Es decir haz que reflexione y que se dé cuenta de que es lo que aprendido y como lo ha hecho.
  7. Muéstrale que el error es una fuente de aprendizaje.Enséñale a aprender de los errores reflexionando sobre los mismos.
  8. Dale apoyo emocional y autoestima para afrontar las dificultades que surjan durante el proceso y se enfrenten al fracaso sin abandonar.
  9. Despierta su interés y su motivación, hazle ver la utilidad de lo que aprende y trata de aportarle medios y materiales para que se produzca una verdadera situación de creación de aprendizajes.
  10. Ayúdale a reflexionar sobre sus avances en el proceso. Es importante que vean los logros alcanzados.

Celia Rodríguez Ruiz
Psicóloga y Pedagoga
@Celia_RodrigRu

lunes, 28 de abril de 2014

SÍNDROME DEL EMPERADOR

Síndrome del emperador

El síndrome del emperador es un trastorno de conducta que afecta a los niños. Principalmente se inicia en el hogar, cuando el niño comienza por desafiar al padre y a la madre y más adelante lo hace con cualquier persona. Este trastorno se caracteriza por el sentimiento de autoridad que tiene el niño hacia los demás, principalmente hacia sus padres. Por lo regular esto se comete por darle un gusto al niño, dándole todo lo que quiere y cuando no se lo dan, se enoja, agrede a los padres y se siente con una autoridad sumamente mayor a la de los padres.

Las conductas de los padres que provocan a un pequeño tirano:

-Los protegen demasiado, impidiendo que maduren por sí mismos.

-Claudican continuamente ante sus peticiones y caprichos, incapaces de ver al niño sufrir.

-Ante la primera señal de ansiedad o malestar, retiran al niño de cualquier situación que le genera frustración.

-Temen imponer su autoridad y no establecen límites claros a tiempo.

-No les exigen el cumplimiento de responsabilidades ni les llaman la atención en casos de desobediencia.

-Dejan la educación en manos de los abuelos u otras personas que no imponen autoridad.

-No tienen metas claras para orientar a sus hijos y creen que los deben dejar que se desarrollen conforme a sus inclinaciones naturales.

-No les enseñan a controlar sus emociones y reacciones.
Son temerosos. Generalmente prefieren quedarse callados antes que discutir con sus hijos, por lo que toleran que les griten o los agredan, incluso en presencia de otras personas. El síndrome del emperador es un trastorno de conducta que afecta a los niños. Principalmente se inicia en el hogar, cuando el niño comienza por desafiar al padre y a la madre y más adelante lo hace con cualquier persona. Este trastorno se caracteriza por el sentimiento de autoridad que tiene el niño hacia los demás, principalmente hacia sus padres. Por lo regular esto se comete por darle un gusto al niño, dándole todo lo que quiere y cuando no se lo dan, se enoja, agrede a los padres y se siente con una autoridad sumamente mayor a la de los padres.
Las conductas de los padres que provocan a un pequeño tirano:
-Los protegen demasiado, impidiendo que maduren por sí mismos.
-Claudican continuamente ante sus peticiones y caprichos, incapaces de ver al niño sufrir.
-Ante la primera señal de ansiedad o malestar, retiran al niño de cualquier situación que le genera frustración.
-Temen imponer su autoridad y no establecen límites claros a tiempo.
-No les exigen el cumplimiento de responsabilidades ni les llaman la atención en casos de desobediencia.
-Dejan la educación en manos de los abuelos u otras personas que no imponen autoridad.
-No tienen metas claras para orientar a sus hijos y creen que los deben dejar que se desarrollen conforme a sus inclinaciones naturales.
-No les enseñan a controlar sus emociones y reacciones.
Son temerosos. Generalmente prefieren quedarse callados antes que discutir con sus hijos, por lo que toleran que les griten o los agredan, incluso en presencia de otras personas.
https://www.facebook.com/ (Escuela para padres)

viernes, 25 de abril de 2014

LOS ERRORES MÁS COMUNES DE LOS PADRES

1. Disparidad entre los padres La falta de unidad de criterio entre las figuras de autoridad es uno de los grandes lastres para educar. De entrada, porque si el niño recibe mensajes contradictorios, si sus progenitores se desautorizan entre ellos, no sabe a quién hacer caso y se siente perdido, sin referencias claras. Y porque a medida que crecen aprenden a utilizar esas discrepancias o diferencias de criterio para hacer lo que quieren. “Siempre es mejor equivocarse juntos que acertar por separado”, resume Victòria Gómez, para quien frases tan populares como “pregúntaselo a tu padre” o “lo que diga tu madre” son un error. “Cuando piden algo y no se tiene un criterio claro o único, lo mejor es decirles ‘ya lo hablaremos y te daremos la respuesta’, para que vean que la familia es un bloque”, apunta.

2. Sobreproteger Aseguran los educadores que éste es uno de los errores más frecuentes en la sociedad actual. Los padres asumen muchas tareas de los hijos, estudian con ellos, les disculpan ante el profesor, intervienen antes de verles sufrir las consecuencias de una mala decisión, les dicen constantemente lo que han de hacer, organizan toda la vida familiar a su alrededor, les evitan disgustos… “Esta sobreprotección resulta muy perniciosa porque hace ciudadanos dependientes y a veces muy tiránicos, porque crecen pensando que el mundo gira a su alrededor, que son los reyes de la casa, no uno más de la familia”, advierte Javier Urra. La sobreprotección provoca personas inseguras, incapaces de tomar decisiones y de enfrentar las dificultades y contratiempos diarios, que no saben asumir las consecuencias de sus actos y con problemas de autoestima. Julio Fernández asegura que la sobreprotección es un error clásico a la hora de educar porque estamos preparados genéticamente para proteger la prole, como hacen otros animales con sus crías. “La infancia en la especie humana es muy larga, y para criar a un niño durante tantos años en medio de la sabana había que sobreproteger mucho; pero esa sobreprotección comenzó a resultar excesiva cuando la vida cotidiana se hizo menos peligrosa, y de ello dan cuenta historias como la de la Bella Durmiente o la del Príncipe Siddharta; lo que ha cambiado es que esa obsesión de los padres por salvaguardar a su hijo de todo mal que se atribuía y criticaba a príncipes y personajes de alta alcurnia hoy se ha generalizado a toda la población, y de ahí el actual síndrome del emperador”, explica.

3. Transmitir desprecio Frases como “ya sabía que lo ibas a romper”, “eres idiota”, “pareces tonto”, “no vales para nada”, “siempre me defraudas” o “no sé para que te he tenido” resultan muy dañinas para los hijos. Gómez enfatiza que no hay que faltar al respeto a los hijos ni ponerse a su altura cuando se enfadan: “Los padres no deben perder los papeles, han de controlar su actitud por mucho que el hijo les provoque; hay que estar por encima de ellos y no comportarse como un crío o como un adolescente, y perdonar con facilidad, no entrar en guerras del tipo ‘como él no me habla yo tampoco’”.

4. Falta de continuidad Los expertos advierten que un fallo habitual de los padres es dejarse llevar por su estado de ánimo a la hora de educar, de modo que permiten o no determinadas conductas en función de que estén más o menos cansados, contentos o enfadados. “Hay que tener conciencia de que estamos educando siempre, no en momentos concretos”, señala Gómez. Julio Fernández subraya que, ante los hijos, los padres son la autoridad, de forma que no deberían comportarse de forma arbitraria sino ecuánime y racional.

5. Castigar mal Poner sanciones desproporcionadas o sin lógica, imponer castigos imposibles, hacer promesas inalcanzables o que no se cumplen son errores muy habituales y muy nocivos a la hora de educar. Si los castigos no se aplican por imposibles o por dejadez, los padres pierden autoridad y transmiten la idea de que sus normas pueden quebrantarse fácilmente. “Es mejor ser moderado en el castigo y llevarlo a la práctica, y en lugar de castigar al adolescente sin salir todo un mes o exigirle que estudie cinco horas diarias, limitarle a una hora la conexión a las redes sociales o a la videoconsola”, ejemplifica Fernández.

6. Prometer y no cumplir Los educadores también alertan contra las promesas o premios inalcanzables, que además de decepcionar acaban desincentivando. “A veces prometemos comprarles el móvil o la bici si sacan buenas notas, y esa es una condición muy ambigua, de modo que quizá el chaval se esfuerza pero al final le decimos que no, que los notables no cuentan, que se esperaban de él sobresalientes, o que aunque sus notas son buenas no tendrá el premio porque se ha portado mal con su hermano, y el niño se frustra y deja de trabajar”, explica Julio Fernández. Y añade que en muchos casos se amplía aún más el error cuando luego, en un momento de arrepentimiento, esos mismos padres (o los abuelos), le acaban comprando el móvil o la bici sin haber conseguido el reto propuesto.

7. Comparar entre hermanos Todos los padres saben que cada hijo es diferente. Sin embargo, a la hora de educarlos no siempre los tratan de forma diferente. Lo habitual es lo contrario, que se esfuercen en tratarlos por igual y que, a menudo, los comparen. Pero, advierten los expertos, cada hijo requiere una educación distinta, un trato individualizado y que le dediquen un tiempo a solas, entre otras razones para poder conocerle y saber cómo hay que tratarle. “Las comparaciones continuadas entre hermanos suscitan celos, envidias y dañan”, alerta Javier Urra.
 
8. No poner límites Los expertos explican que muchas veces los padres no tienen un proyecto claro de cómo van a educar a sus hijos, cuáles son las normas mínimas que van a exigir, y van improvisando, de modo que no siempre son coherentes en sus criterios. “Mientras son pequeños trampeamos los problemas que van planteando, y en la adolescencia se pierde el control, se les quiere poner normas, y entonces ya es tarde”, comenta Victòria Gómez. Julio Fernández subraya que muchos padres priorizan la paz familiar por encima de todo y eluden su obligación de poner límites porque eso lleva en ocasiones al conflicto.

9. Ser amigos de los hijos Los psicólogos advierten que los padres son la figura de autoridad para el hijo y es un error tratar de ser amigos suyos en lugar de ejercer de padres. También desestiman los estilos educativos muy permisivos o aquellos que lo negocian todo. “El estilo democrático está bien para algunas cosas, como para decidir dónde se va de vacaciones, pero se ha magnificado y hay cosas que no se negocian, como el horario de estudio, el ir con cinturón en el coche o comportarse bien el supermercado, ahí ha de ser el padre el que ejerza la autoridad”, reflexiona Fernández. En su opinión, este tipo de errores se han extendido de la mano de lo que denomina “leyendas urbanas sobre educación”, informaciones del ámbito de la psicología que en un momento dado tuvieron vigencia y luego se demostró que no son ciertas pero continúan en la imaginación colectiva, como que no hay que castigar para no traumatizar, que hay que potenciar al máximo la autoestima o que Einstein era mal alumno a pesar de su inteligencia, ejemplifica.

10. Malos ejemplos “Los padres no pueden pedir al hijo que se controle o que no pegue si lo que le transmiten es que de vez en cuando a ellos ‘se les cruzan los cables’, insultan al del coche de al lado, o están siempre criticando; tampoco pueden exigirle que termine lo que empieza o que cumpla las normas si ellos no lo hacen”, dicen los expertos. La incongruencia entre lo que se dice y se hace “resulta muy negativa, quita fuerza moral y deslegitima”, apunta Urra.

11. Negatividad El que fuera Defensor del Menor de Madrid cree que es un grave error no transmitir a los hijos ilusiones, dilemas vitales y amplitud de miras. Advierte que cuando los padres son muy depresivos o negativos y los hijos crecen oyendo todo el día críticas sobre los demás y escuchando que no hay que fiarse de nadie, que los otros son dañinos, “eso repercute en su carácter, que acaba siendo despótico, lastimero, paranoico u ofensivo”.

12. Hacerlos mayores antes de tiempo Un error muy actual de los padres es acortar la infancia de sus hijos, hacerles mayores antes de tiempo. “Se detecta en la forma de vestirlos, en dejarles ponerse un piercing o adoptar comportamientos de adulto desde muy pequeños, en encontrar divertido y alentar que tengan novias o novios, en permitir que con 14 años tengan horarios de fiesta intempestivos…”, indica Fernández. Y subraya que el contrasentido es que a ese mismo chaval al que se deja salir de noche, se le prepara el desayuno y se le tramita la matrícula del instituto. “Por un lado les hacemos muy mayores, y por otro no les dejamos crecer, no les damos responsabilidades propias de su edad”, concluye.

CARTA DE UN HIJO A SUS PADRES

No me den todo lo que les pido, a veces solo pido para ver hasta cuanto podré tomar.. No me griten, los respeto menos cuando me gritan, y me enseñan a gritar a mi también y yo no quisiera gritar..
No me den siempre ordenes y más ordenes, si a veces me pidieran las cosas yo lo haría más rápido y con más gusto..

Carta de un hijo a sus padres

No me den todo lo que les pido, a veces solo pido para ver hasta cuanto podré tomar.. No me griten, los respeto menos cuando me gritan, y me enseñan a gritar a mi también y yo no quisiera gritar..

No me den siempre ordenes y más ordenes, si a veces me pidieran las cosas yo lo haría más rápido y con más gusto..

Cumplan sus promesas, buenas o malas. Si me prometen un premio, quiero recibirlo y también si es un castigo..

No me comparen con nadie, (especialmente con mi hermano) si me presentan como mejor que los demás alguien va a sufrir y peor, seré yo quien sufra..

No cambien de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decídanse y mantengan esa decisión..

Déjenme valerme por mi mismo. Si hacen todo por mi nunca podre aprender..

Corríjanme con ternura. No digan mentiras delante mio, ni me pidan que las diga por ustedes, aunque sea para sacarlos de un apuro. Esta mal. Me hace sentir mal y pierdo la fe en lo que ustedes dicen..

Cuando hago algo malo no me exijan que les diga el "por que lo hice" a veces ni yo mismo lo sé..

Si alguna vez se equivocan en algo, admítanlo  así se robustece la opinión que tengo de ustedes y me enseñaran a admitir mis propias equivocaciones.

Trátenme con la misma amabilidad y cordialidad con que veo que tratan a sus amigos, es que por ser familia no significa que no podamos ser también amigos..
No me pidan que haga una cosa y ustedes no la hacen, yo aprenderé a hacer todo lo que ustedes hacen aunque no me lo digan, pero difícilmente haré lo que dicen y no hacen..
Cuando les cuente un problema mio, aunque les parezca muy pequeño, no me digan "no tenemos tiempo ahora para esas pavadas" traten de comprenderme, necesito que me ayuden, necesito de ustedes..

Para mi es muy necesario que me quieran y me lo digan, casi lo que más me gusta es escucharlos decir: "te queremos"..

Abrázame, necesito sentirlos muy cerca mio.

Que ustedes no se olviden que yo soy, ni mas ni menos que un hijo.. Cumplan sus promesas, buenas o malas. Si me prometen un premio, quiero recibirlo y también si es un castigo..

No me comparen con nadie, (especialmente con mi hermano) si me presentan como mejor que los demás alguien va a sufrir y peor, seré yo quien sufra..

No cambien de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decídanse y mantengan esa decisión..

Déjenme valerme por mi mismo. Si hacen todo por mi nunca podre aprender..

Corríjanme con ternura. No digan mentiras delante mio, ni me pidan que las diga por ustedes, aunque sea para sacarlos de un apuro. Esta mal. Me hace sentir mal y pierdo la fe en lo que ustedes dicen..

Cuando hago algo malo no me exijan que les diga el "por que lo hice" a veces ni yo mismo lo sé..
Si alguna vez se equivocan en algo, admítanlo así se robustece la opinión que tengo de ustedes y me enseñaran a admitir mis propias equivocaciones.

Trátenme con la misma amabilidad y cordialidad con que veo que tratan a sus amigos, es que por ser familia no significa que no podamos ser también amigos..

No me pidan que haga una cosa y ustedes no la hacen, yo aprenderé a hacer todo lo que ustedes hacen aunque no me lo digan, pero difícilmente haré lo que dicen y no hacen..

Cuando les cuente un problema mio, aunque les parezca muy pequeño, no me digan "no tenemos tiempo ahora para esas pavadas" traten de comprenderme, necesito que me ayuden, necesito de ustedes..

Para mi es muy necesario que me quieran y me lo digan, casi lo que más me gusta es escucharlos decir: "te queremos"..

Abrázame, necesito sentirlos muy cerca mio.

Que ustedes no se olviden que yo soy, ni mas ni menos que un hijo..

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miércoles, 23 de abril de 2014

10 PAUTAS PARA APRENDER A LEER Y ESCRIBIR

El aprendizaje de los procesos de lectura y escritura es una adquisición fundamental para las personas. Nos permite unas posibilidades de comunicación inmensas. El desarrollo de estos procesos va a configurarse como la base de futuros aprendizajes, nuestra forma de llegar a  y de transmitir conocimientos se sustenta en el lenguaje verbal.
Es por ello que debemos prestar especial atención a la adquisición de estas habilidades y hacer que se produzcan aprendizajes significativos de la lectura y de la escritura. Para que estas no sean habilidades mecánicas, si no que los pequeños desarrollen todas las posibilidades de estos procesos, haciendo posible una comprensión y producción efectiva que les permita una comunicación y aprendizaje óptimos.
Si nuestros pequeños construyen de forma efectiva estos aprendizajes, serán capaces de aprovechar todas sus posibilidades, y podrán emplear esta valiosa herramienta como llave que les abrirá las puertas a todo un mundo de conocimientos, expresión y consecución de metas.
10 pautas para aprender a leer y escribir
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA FAVORECER EL APRENDIZAJE DE LA LECTURA Y LA ESCRITURA?
Es fundamental que contribuyamos a crear un hábito por los procesos de lectura y escritura; así como una actitud positiva y de interés hacía los mismos. Resulta imprescindible por lo tanto que les hagamos ver la actividad como algo útil y divertido. Si hacemos el aprendizaje lúdico y le dotamos de utilidad, los niños y niñas disfrutarán aprendiendo y crearemos una actitud positiva, necesaria para el aprendizaje significativo.
Es importante además que tengamos en cuenta la edad del niño/a y que aprovechemos sus intereses. Les acercaremos el aprendizaje de la lectura y la escritura en el momento adecuado, aprovechando aquello que les interese.

10 PAUTAS PARA FOMENTAR EL APRENDIZAJE DE LA LECTURA Y LA ESCRITURA
  1. Crea un ambiente donde los niños y niñas convivan con la lectura y la escritura desde pequeños. Es importante que los pequeños observen estas habilidades en su vida diaria, que nos vean leer y escribir, que vean libros y cuentos en casa. Que les hagamos fijarse en los carteles y les expliquemos lo que pone en los mismos, que vean su nombre escrito, etc.
Esto es fundamental, incluso antes del aprendizaje de los procesos propiamente dichos, ya que de esta forma los niños y niñas verán la utilidad y las múltiples posibilidades de la lectoescritura y del mismo modo tendrán interés por conocer los secretos que esconden las letras.
  1. Proporcionales aprendizajes relacionados, en lugar de aprendizajes aislados. Les ayuda a motivarse y a entender el sentido. Por ejemplo si el niño o niña nos pregunta por una letra de una palabra, le diremos que letra es, y relacionaremos esa letra con otras palabras (siempre del vocabulario que conoce el niño/a y de su interés).

  2. Lee en voz alta a los pequeños desde un primer momento. Cuando les leemos en voz alta, incluso cuando son bebés contribuimos al desarrollo de su lenguaje y de su pensamiento, y favorecemos el futuro aprendizaje de la lectoescritura. Además conseguimos que vean la actividad como algo cotidiano, y contribuimos a establecer vínculos ya que es una actividad que compartimos con ellos.

  3. Escribe conjuntamente con ellos. Cuando estén aprendiendo a escribir, es bueno que no lo vean como algo súper complicado o como una actividad aburrida o una obligación. Por ello transformaremos esta ardua tarea en una actividad lúdica compartida. Podemos escribir palabras con ellos, una postal, etc. Ellos se verán acompañados en el proceso de aprendizaje y se sentirán con interés y motivación.

  4. Relaciona la lengua oral con la lengua escrita. Haz hincapié en los diferentes sonidos y en como las letras se colocan para dar lugar a esos sonidos. Para ellos esto es un aprendizaje complicado por eso en lugar de limitarnos a que el pequeño copie letras (caligrafía tradicional), debemos ir más allá y ayudarles a dar sentido a ese conjunto de símbolos.
  1. Anima al niño/a a experimentar leyendo y escribiendo. El aprendizaje se basa en la experimentación. No debemos poner límites a su experimentación. Es bueno que el pequeño lea palabras que encuentra en un cartel, en un bote, etc. También procuraremos que experimente escribiendo, con las manos, con diferentes herramientas que mezcle letras aunque no tengan sentido para que experimente los sonidos resultantes.

  2. Ten en cuenta la edad y el nivel de desarrollo de cada niño/a. Los aprendizajes son personales y cada persona los va construyendo a su propio ritmo. Es importante tener en cuenta este aspecto, no precipitarnos e ir respondiendo y acercando los aprendizajes a medida que el pequeño muestre curiosidad o nos demande.

  3. Valora más los aciertos que los errores. No prestes demasiada atención a los errores, siempre que aprendemos es habitual equivocarnos. Debemos valorar lo que el niño va consiguiendo y no dar importancia aquello en lo que se equivoca.

  4. Usa materiales del medio. Todo lo que podamos emplear es bueno. Ya que hace que los pequeños vean la lectura y la escritura presentes en todo lo que les rodea. Carteles, las letras de una sopa de letras, una cuerda con la que dar forma de letras, etc.

  5. Háblales de la lectura y de la escritura.

Celia Rodríguez Ruiz
Psicóloga y Pedagoga

martes, 22 de abril de 2014

CASTIGOS O LÍMITES PARA LOS NIÑOS

Entrevista a la psicóloga Mª Luisa Ferrerós

¿Cómo enseñar normas y aplicar límites a los niños?

Castigado, autora Mª Luisa FerrerósMuchos padres no sabemos qué hacer para que nuestros hijos se porten bien, pero ¿en qué fallamos? ¿Cómo conseguir que los hijos nos respeten? La psicóloga infantil, María Luisa Ferrerós, autora del libro ¡Castigado! ¿Es necesario?, propone alternativas educativas ingeniosas y eficaces para educar a los niños mediante una serie de consejos prácticos, que han dado lugar a su método, el método Ferrerós.

Claves para educar con límites

¿En qué fallamos los padres en la educación de nuestros hijos?
El fallo más importante es la inseguridad, no saber a dónde vamos y probar diferentes cosas cuando no funciona una a la primera. El niño nota esta inseguridad y les invita a portarse peor. Otro de los fallos que tenemos es que las parejas no vamos como un equipo, sino que jugamos mucho a "poli bueno y el poli malo". El niño capta que lo que mamá no me deja hacer, papá si. Hay muchos estilos educativos dentro de la misma familia y eso los niños también lo aprovechan para sacar rendimiento a sus intereses.

¿Cómo podemos aplicar la disciplina a los niños y cuándo debemos empezar a poner los límites?
Debemos empezar, desde el primer año a poner limites al niño, diciéndole que no: "no toques, no subas, no bajes". El niño, al año, está jugando con nosotros y basta que le digas que no, para que vaya a provocar, pero sabe perfectamente que le estas diciendo que no y tiene que aprender a interpretar el "no". Por eso, es importante que el "no" vaya acompañado de una cara seria. Pensamos que el niño va probando, va jugando con nosotros, pero cuando ve que ante la misma cosa, respondes de la misma manera, que no y con cara seria, el niño al final deja de hacer lo que no debe.
Los límites se interpretan según tu cara y tu gesto. Hay una serie de señales no verbales que acompañan y son muy importantes: el tono, la gravedad, la firmeza o la actitud. Estar convencido es la base para que le puedas transmitir a tu niño y reaccione positivamente. Si tú estás haciendo una cosa porque lo has oído, te lo han dicho, pero no estás seguro, entonces no te funcionará. Los padres debemos entender porque estamos haciendo las cosas y cuál es el objetivo porque es la única manera de que al niño le llegue el mensaje. El mensaje debe ser un mensaje de dentro, de actitud, de decir yo soy el capitán del barco, pongo unas normas por el bien de mi hijo porque quiero sacar el mejor partido de mi hijo y es bueno para él. Cada uno puede adaptar, en el libro damos muchas opciones y cosas diferentes que se pueden hacer, su manera de ser, a la familia, al entorno, a cómo es el niño… pero a educar hay que empezar cuanto antes mejor, sin posponer porque nos plantarnos con un hijo de 15 años, y empezar de 0 cuesta mucho.

¿Podemos establecer una conducta educativa basándonos en el carácter del niño?
Hay niños que son muy potentes y muy fuertes, que obedecen a limitaciones drásticas, o con los que te has de enfadar mucho para que les haga efecto. Y hay otros niños que lo mismo les destroza, depende de la sensibilidad del niño. Eso de que los papás tenemos que ser justos y actuar con todos igual quiere decir que nos tenemos que adaptar a la sensibilidad de cada uno, a su manera de ser, a su miedo, a su tozudez.
Por ejemplo, no se puede castigar a un niño inquieto sin moverse. Al revés, en los niños muy movidos, los castigos educativos que mejor funcionan son dar vueltas corriendo o subir y bajar escaleras. "¿Te has portado mal o has pegado a tu hermano? Pues venga, sube y baja las escaleras de casa diez veces", que se agoten, lo necesitan. En cambio a un niño que es más tranquilo, ess castigo no le hace bien.
A los niños que son muy sensibles, no les hacen falta castigos tan contundentes, ellos pueden hacer cosas de más colaboración. También depende mucho si son chicos o chicas: los chicos siempre necesitan castigos de más acción, las chicas de más pensar, a los chicos a veces les va muy bien que los castigue papá, a las mamás nos torean más, en cambio las chicas necesitan más presencia materna.
Autoritario, permisivo... ¿qué tipo de padre debemos ser ahora?
Un padre flexible que se adapte a la situación. Los extremos siempre son malos. El exceso de autoritarismo es igual de malo que el exceso de permisividad. Si nos fijamos, los niños con conflictos de verdad vienen de familias excesivamente permisivas o excesivamente autoritarias, por tanto, lo ideal es estar en el punto medio. El punto medio quiere decir que cuando hay que decir que no, hay que ser capaces de decir que no, y cuando hay que soltar un poquito la cuerda, soltarla. Eso no quiere decir que seamos colegas de nuestros hijos ni que seamos amigos, nuestros hijos nos han de respetar, por lo tanto, siempre tenemos que estar en ese punto de control, un mínimo de respeto es imprescindible. Siempre es mejor pecar de un exceso de respeto que de falta de respeto.
Límites en la educación infantil¿Cómo conseguirlo? ¿Hay que inculcarlo desde la infancia o podemos recuperarlo después sino lo hemos hecho a su debido tiempo?
Pasa por respetarnos a nosotros mismos y tener claro que un niño, aunque sea hijo tuyo, no te puede pisar y hay cosas que no te puede decir. Hay cosas que tú no le vas a consentir a una persona de fuera y tampoco se las puedes consentir a tu hijo. Hay que tener muy claro que a tu hijo no le puedes consentir que te diga tonta, o déjame, o te deje la ropa tirada… porque es una falta de respeto. Todo esto pasa por tener muy claro el respetarse a sí mismo, y que los padres no estamos al servicio de nuestros hijos, no somos monitores de tiempo libre, nosotros estamos para ayudarles a que crezcan, para darles la mano para que se hagan mayores, pero en un entorno de convivencia con unas normas. Si yo no le voy a dejar tiradas las cosas para que las recoja él, tampoco lo puede hacer conmigo, si yo no le insulto, él tampoco me puede insultar, y no se lo debo consentir, no sólo por mi, por mi dignidad, sino porque sino él no va a aprender esa dignidad y ese respeto, y eso no se puede enseñar, hay que imitarlo.
¿Debemos negociar con los hijos? ¿Cómo hacer para que la sociedad se olvide del castigo físico?
Estoy en contra del castigo físico, porque realmente no lleva a ningún lado. La violencia genera violencia, y por ahí no vamos bien.
Para ser un padre firme no necesitas darle un cachete, si tú tienes claras las cosas y al niño no le dejas pasar una, no hace falta. Hace falta que tú estés convencido y que haya una serie de cosas que no sean negociables y que el niño tenga claras. Pero eso no quiere decir que entonces el niño sea el rey de la casa y haga lo que le de la gana.
Una cosa es que estemos en contra de la violencia, de la agresión en todos los ámbitos y otra cosa es que no haya respeto. El respeto es fundamental, precisamente cuando tu respetas a una persona, no le pones la mano encima. Una cosa es no violencia y otra cosa es que no haya límites y que el niño pueda hacer lo que quiera, y no se puede porque en la sociedad hay límites y hay normas y estas educando a estos niños para que vivan en esa sociedad. Además en el colegio hay unos límites y unas normas muy claras, los niños lo saben y no están nada traumatizados y las cumplen. Por lo tanto, en casa ha de haber normas, y eso no quiere decir que se este todo el día castigando al niño.
El problema del cachete y la bofetada es que empiezas por esto ¿y luego qué? Te quedas sin argumentos, ¿luego que se hace? ¿pegarle una paliza? Estoy totalmente en contra del castigo físico, pero estoy totalmente en contra de que los niños sean los dueños de casa y hagan lo que quieran.
¿Cuál es la clave para educar con límites?
Hay que mantenerse firme sin enfadarse, sin gritar, ¡es que no hace falta! Si tú tienes claras las cosas, no hace falta todo eso, hace falta leer el libro, ponerse las pilas, que te reboten las cosas y trasmitir mucha seguridad. No es fácil, pero es una cuestión de autoconvencerse, de tener esa fuerza mental de decir: "yo voy a poder con los niños y ya me he cansado de chillar, esta no es la forma". Que el niño hace una cosa pues tiene una consecuencia: los niños te están retando todo el día, "pues ahora no te quiero, me voy a ir de casa…", te van a decir de todo, pero todo eso son provocaciones, el niño no lo piensa, están buscando a ver si tú te tambaleas. Cuando el niño te dice esto, no te has de inmutar, has de darle seguridad sin entrar en su juego, tienes que pensar que el niño te esta provocando, mirando a ver cuál es tu punto y cada vez que el quiera algo lo usará.
¿La falta de límites puede tener consecuencias nefastas para la educación de los hijos?
El niño cuando es pequeño no tiene criterio, su criterio está basado en lo que le gusta, pero este criterio no quiere decir que sea bueno para él, por lo tanto, no me sirve. ¿Un niño de 5 años puede ver El señor de los anillos? Pues no, aunque haya muchos papás a los que les parezca fantástico, el niño no entiende el argumento de la película, y aunque es verdad que la película acaba bien y que tiene una buena moraleja, un niño de 5 años no lo capta, solo ve las espadas, los elfos… y luego tiene miedo. Entonces no le podemos dejar ver eso, por su bien, no porque a mi me guste o me deje de gustar.
Tengo adolescentes en la consulta que han dejado los estudios, que están en un momento que no saben que hacer con su vida, y yo les he preguntado cómo han llegado a ese límite si no son tontos, y muchos de ellos dicen que se lo han dejado hacer todo en su casa. El otro día un niño de 18 años me dijo, es que a mi nunca me han castigado, nunca me han mantenido un castigo, entonces yo no estoy acostumbrado a esforzarme, me cuesta. Claro que con 18 años ahora no se por donde empezar. Esto me lo han dicho muchas veces, y me encantaría que los padres lo pudieran oír. Tengo niñas de 14 años que dicen "si es que a mis padres les da igual lo que haga, porque me lo dejan hacer todo".
Los niños no quieren que les des todo, sino que estés por ellos y cuando hay una cosa que no han de hacer, que no se la dejemos hacer, porque a veces ellos no tienen fuerza de voluntad. A veces, se dejan llevar por los amigos y no se atreven a enfrentarse a los amigos, necesitan que nosotros les digamos que no, y en el fondo para ellos es una excusa fantástica porque les evitas hacer algo que no quieren hacer. Todo esto tiene que darnos esa fuerza para poder decir no.
Marisol Nuevo.
http://www.guiainfantil.com/articulos/educacion/castigo/limites-para-portarse-bien-entrevista-a-la-psicologa-m-luisa-ferreros/ 

viernes, 11 de abril de 2014

LA TELEVISIÓN SEGÚN LA EDAD DE LOS NIÑOS

Televisión según la edad del niñoNo hay por qué demonizar la televisión o internet, ni refrenar la curiosidad de niños y niñas por el mundo de las imágenes. Pero, frente a una cierta relajación en la atención de los adultos, los profesionales de la infancia apelan a la responsabilidad y a la vigilancia de los padres. A cada edad, su programa... Estas son algunas de las medidas que conviene tomar.

Un programa de televisión para cada edad del niño

Antes de los 3 años:  es demasiado pronto. Nada de tele para los bebés. Sin embargo, sentar al niño en el regazo mientras vemos un programa es muy tentador. Al fin y al cabo, no se entera de nada, pensamos. Pero, en realidad, su cerebro es como una esponja: absorbe todo lo que ve.
Desconfiad de las cadenas para bebés, aunque el contenido parezca anodino. Los expertos se muestran de acuerdo en considerar que son peligrosas para el desarrollo del niño. Si el bebé está a cargo de una niñera, hay que intentar hablar con ella.
De los 3 a los 8 años: acompañadlo en sus descubrimientos. No dejéis a los niños pequeños solos ante una pantalla. Es importante que los padres acompañen a sus hijos en el descubrimiento del mundo de las imágenes y puedan hablar con ellos de lo que ven. Los niños menores de 8 años solo deberían ver programas infantiles.
De los 8 a los 12 años: bajo control. Hay que mantener un control sobre el contenido de los programas que ven los niños y sobre el tiempo que pasan frente a la pantalla. Lo mejor es establecer unas normas sobre qué días y a qué horas pueden ver la televisión.
Podemos consultar la programación con él aunque, hoy en día, la oferta es inabarcable. Fijaos en las advertencias sobre la edad aconsejada. Controlad también su acceso a internet, instalando un software de control paterno.
Mucho cuidado con los telediarios. Cada vez emiten más imágenes que pueden herir a los niños. Y, solo a veces, los presentadores advierten sobre la dureza de las imágenes que están a punto de aparecer. Por lo general, el aviso llega demasiado tarde y los padres ya no tienen tiempo de alejar a sus hijos de la pantalla.
En la adolescencia: mantened el diálogo y despertad su espíritu crítico. Cuanto mayor es el niño, más difícil es mantener el control. Pero esa no es razón para renunciar demasiado pronto. Cuanto más tarde entren las pantallas en la habitación del adolescente, mejor. Y cuanto más dure el control del tiempo que pasa ante ellas, también.
Hablad con él sobre las imágenes que ha visto, de lo que le ha gustado y de lo que le ha podido chocar. Es importante despertar lo antes posible, su espíritu crítico y su capacidad de reflexión y ayudarlo a verbalizar sus emociones.

jueves, 10 de abril de 2014

RESPONDER AL POR QUÉ DE LOS NIÑOS

Dar respuesta a todas las preguntas de los niños 

Las preguntas de los niñosLos niños, a partir de los tres años, muestran una curiosidad insaciable y nos bombardean preguntando continuamente el “por qué”. Creen que sus padres tienen todas las respuestas y a veces resulta agotador para el adulto, pero es un aspecto muy positivo para su desarrollo.
El niño, cuando comienza a hablar, interroga insistentemente al adulto con “¿qué es esto?” Para él es como un juego que le permite conocer todo lo que le rodea, ampliar su vocabulario y perfeccionar su lenguaje. A partir del tercer año su curiosidad le lleva más allá, necesita conocer la causa y el efecto de las cosas, entender el mundo que le rodea para tener la sensación de controlar la situación. Y por más que nos esforcemos en responder a todos sus “por qué”, él continuará preguntando. Su imaginación y curiosidad son ilimitadas y abarcan todo tipo de temas. Le guía su deseo de saber.

Cómo dar repuesta al por qué de los niños

La desbordada imaginación del niño hace que, en ocasiones, para darle sentido a las cosas, invente sus propias explicaciones, dándole por ejemplo vida a objetos o fenómenos (“llueve porque las nubes están tristes y lloran”). Y pregunta para ver si sus padres contestan lo mismo que él se imaginaba acerca de esa cuestión. Pero, otras veces, pregunta para ponerlos a prueba. Se asegura, de esta forma, que le prestan atención, ve si se contradicen o comprueba si son capaces de contestarle a preguntas indiscretas.

El niño ha de sentir que el adulto se interesa de verdad por sus inquietudes. Hay que procurarle una respuesta a cada una de sus preguntas, por disparatada que parezca. De no ser así, podría pensar que su deseo de saber es algo negativo y podría ir perdiendo, poco a poco, su interés por el conocimiento. Las respuestas deben ser acordes con el nivel madurativo del niño pero, en general, deben ser cortas, claras y precisas, no necesitan argumentos complicados.

Y si la pregunta es incómoda, le responderemos con calma y sin recriminaciones, evasivas ni engaños. Él no tiene a priori ningún juicio de valor con respecto al mundo que le rodea. Aunque en algunos casos, si su pregunta la plantea cuando hay desconocidos delante, se puede posponer la respuesta hasta llegar a casa, indicándole que hay ciertos temas que es mejor hablar en la intimidad.

Virginia González. Psicóloga y maestra de Educación Infantil
http://www.conmishijos.com/comunidad/blog/psicologa/por-que.html

martes, 1 de abril de 2014

PAGO ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES TERCER TRIMESTRE.

 

Comenzamos un trimestre nuevo (abril, mayo y junio) y desde el AMPA os recordamos que debéis abonar la cuota de la actividad extraescolar que participen vuestros hijos en este TERCER TRIMESTRE. Como en anteriores ocasiones el pago se realizará en la c/c a nombre del AMPA de CCM o Caja Rural. Por favor, en la transferencia INDICAR NOMBRE ALUMNO Y ACTIVIDAD

Precios SOCIOS: Aerobic: 21€, Baile: 21€, Mecanografía: 40€ y Teatro: 17€. 
Precios NO SOCIOS: Aerobic: 30€, Baile: 30€, Mecanografía: 50€ y Tetatro: 20€.
 
GRACIAS.

CÓMO MOTIVAR A UN NIÑO A ESTUDIAR

Cómo motivar a un niño a estudiar

Saber cómo motivar a un niño a estudiar es importante, para tener más herramientas en la comunicación con tu hijo y que su educación sea lo más adecuada posible. 

Para ello, es necesario contar con una serie de consejos que verás en este artículo:

La motivación de tu hijo por el estudio puede hacerse de varias formas, por ejemplo, otorgando premios o recompensas por resultados. Esta puede ser una forma buena de motivar a tu hijo para que estudie, es decir, recompensando el esfuerzo con un regalo o con algo que tu hijo esté deseando. Aquí la lógica sería que a mayor esfuerzo y mejores resultados le darás mejores recompensas.

Es importante además que el estudio no sea una excusa para la rebelión de tu hijo, como respuesta a un conflicto familiar. En este caso, lo mejor es apelar a la comunicación y la resolución de los problemas.

Se tendría que intentar no llegar al castigo o la imposición forzada de las tareas de estudio. Es decir, al haber mucha resistencia a estudiar se tiene que intentar primero la comunicación y diferentes alternativas para que el niño o adolescente se motive para estudiar.

Es bueno que tu hijo tenga ejemplos en los cuales reflejarse y en los cuales poder ver lo positivo de estudiar. Aquí es importante ver las actividades intelectuales en la familia, en los amigos, etc.

Se recomienda además respetar los tiempos que se establezca el niño o adolescente para estudiar y la alternancia con otras actividades necesarias para su desarrollo y crecimiento como el deporte, el juego y la sociabilidad.

Antes que obligar a tu hijo a estudiar tienes que hablar con él y si ves que tiene mucha resistencia al estudio tienes que buscar ayuda con un especialista para verificar si no existen algunas dificultades en su aprendizaje.

Es muy importante para que tus hijos estudien hablar con ellos cuando haya posibilidades de hacerlo sobre el tema de la importancia que tiene estudiar. Este tema lo puedes abordar desde un enfoque por el cual tu hijo pueda tomar conciencia de la importancia que tiene el estudio para su futuro y el desarrollo de su inteligencia pero sin presionarlo demasiado ni ser autoritario.

Algo muy importante es que tenga amigos o pares que estudien ya que es un espejo muy importante para ellos y un estímulo extra. Si tiene amigos que no estudian, las cosas serán más complicadas.

Otro de los puntos importantes para que tu hijo se vea motivado a estudiar es que pueda comprender que el consumo no lo es todo. Que la vida no se trata solamente de consumir y de dinero y que uno no vale por lo que tiene sino por lo que es. Lo que uno es no lo determinan las cosas materiales solamente sino fundamentalmente lo que uno sabe, lo que uno piensa, etc.

Además es importante que reconozca que para hacer lo que le gusta tendrá que pasar por etapas en el estudio que tal vez no le gusten demasiado pero que son necesarias. La recompensa será que al llegar a estudiar lo que le guste, tendrá una gran satisfacción. Saber cómo motivar a un niño a estudiar es importante, para tener más herramientas en la comunicación con tu hijo y que su educación sea lo más adecuada posible.
Para ello, es necesario contar con una serie de CONSEJOS que verás en este artículo:

La motivación de tu hijo por el estudio puede hacerse de varias formas, por ejemplo, otorgando premios o recompensas por resultados. Esta puede ser una forma buena de motivar a tu hijo para que estudie, es decir, recompensando el esfuerzo con un regalo o con algo que tu hijo esté deseando. Aquí la lógica sería que a mayor esfuerzo y mejores resultados le darás mejores recompensas.

Es importante además que el estudio no sea una excusa para la rebelión de tu hijo, como respuesta a un conflicto familiar. En este caso, lo mejor es apelar a la comunicación y la resolución de los problemas.
Se tendría que intentar no llegar al castigo o la imposición forzada de las tareas de estudio. Es decir, al haber mucha resistencia a estudiar se tiene que intentar primero la comunicación y diferentes alternativas para que el niño o adolescente se motive para estudiar.

Es bueno que tu hijo tenga ejemplos en los cuales reflejarse y en los cuales poder ver lo positivo de estudiar. Aquí es importante ver las actividades intelectuales en la familia, en los amigos, etc.

Se recomienda además respetar los tiempos que se establezca el niño o adolescente para estudiar y la alternancia con otras actividades necesarias para su desarrollo y crecimiento como el deporte, el juego y la sociabilidad.

Antes que obligar a tu hijo a estudiar tienes que hablar con él y si ves que tiene mucha resistencia al estudio tienes que buscar ayuda con un especialista para verificar si no existen algunas dificultades en su aprendizaje.

Es muy importante para que tus hijos estudien hablar con ellos cuando haya posibilidades de hacerlo sobre el tema de la importancia que tiene estudiar. Este tema lo puedes abordar desde un enfoque por el cual tu hijo pueda tomar conciencia de la importancia que tiene el estudio para su futuro y el desarrollo de su inteligencia pero sin presionarlo demasiado ni ser autoritario.

Algo muy importante es que tenga amigos que estudien ya que es un espejo muy importante para ellos y un estímulo extra. Si tiene amigos que no estudian, las cosas serán más complicadas.

Otro de los puntos importantes para que tu hijo se vea motivado a estudiar es que pueda comprender que el consumo no lo es todo. Que la vida no se trata solamente de consumir y de dinero y que uno no vale por lo que tiene sino por lo que es. Lo que uno es no lo determinan las cosas materiales solamente sino fundamentalmente lo que uno sabe, lo que uno piensa, etc.

Además es importante que reconozca que para hacer lo que le gusta tendrá que pasar por etapas en el estudio que tal vez no le gusten demasiado pero que son necesarias. La recompensa será que al llegar a estudiar lo que le guste, tendrá una gran satisfacción.
https://www.facebook.com/escuelaparapadresaaprendiendoconamor/posts/529092190532997:0 

LOS NIÑOS TIENES DE TODO: ¿Eso es bueno?

Los niños tienen de todo: ¿eso es bueno?Creo que muchos padres estaremos de acuerdo en que a los niños no se les debe dar todo lo que nos piden, y, sin embargo, todos caemos en el error de ceder ante peticiones que en principio no creemos oportunas porque nuestro hijo no sea menos que el niño del vecino. Hoy día decimos, a modo de queja, eso de que los niños ahora tienen de todo, pero ¿deben tenerlo?
La presión social, las comparativas, el consumismo creciente,..., pueden condicionar nuestra respuesta, ya que es muy difícil ir contracorriente de las tendencias. Yo, al igual que la mayoría de los padres, puedo exponer mil ejemplos sobre esto. Hace un mes aproximadamente a mi hijo mayor se le cayó su primera muela y el ratón Pérez le trajo una moneda (2 euros), al igual que al resto de sus hermanos que han perdido un diente. Mi hija, algo malintencionada, no dudó en hacer algo de presión para que el Ratón Pérez no fuera "tan rácano" diciendo: "...pues a mi amigo José, le ha traído un billete de 20 euros".

Qué hacer cuando el niño lo quiere todo

¿Cuánto es la cantidad establecida para el Ratón Pérez tenga un pequeño detalle con el niño a cambio de su diente? ¿Debe ir en proporción al tamaño del diente? ¿O a más edad del niño o tamaño del diente, debe venir más bien el Ratón Rockefeller (primo rico de Pérez)?
A mí me parece que ya pocos niños se conforman con los pequeños detalles, tienen ambiciones mucho mayores, incluso ilimitadas. Si mi amigo ha llevado al cole para su cumpleaños caramelos, yo quiero llevar una bolsita de chuches y un juguetito, si mi amigo invita a toda la clase, también debemos corresponder e incluso aportar algo más y más caro que nos deje por encima.
¿Acaso los niños disfrutan más o son mejores con los excesos? Una celebración más sencilla, al aire libre o en la que los padres nos involucremos en sus juegos, puede ser más divertida y original para ellos. ¡No todo se construye a base de dinero! Personalmente, creo que es muy saludable, tener algo de austeridad y moderación en nuestros gastos, aunque económicamente podamos permitirnos darles muchas más cosas.
Debemos tener claro cuáles son las prioridades, qué es lo que realmente importa. Es mejor que gastemos nuestro dinero en que nuestro hijo tenga una buena educación o formación a que lo hagamos en complacer su último capricho de moda o ceder a un bucle de gastos desmesurado. Generalmente, somos los propios padres los que generamos esas necesidades superfluas de nuestros hijos, convertimos a los niños en caprichosos y consumistas.
La austeridad y control en nuestros gastos, hará que los niños sean más moderados, que sepan apreciar los pequeños detalles, que valoren el esfuerzo y el ahorro, que tengan una mayor satisfacción cuando obtiene algo muy deseado o especial para él... porque "no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita".
http://www.guiainfantil.com/blog/822/los-ninos-tienen-de-todo-eso-es-bueno.html