martes, 18 de febrero de 2014

INVOLUCRA A TUS HIJOS EN LOS QUEHACERES DE LA CASA

A veces es difícil convencer a los papás, porque tienden a pensar que los niños son demasiado chicos para desempeñar bien el trabajo. Entonces, ¿por qué molestar a los niños, cuya única obligación debe ser la escuela, y disfrutar de su niñez?

Por muy buenas razones: la casa es el laboratorio donde el niño tiene la oportunidad de probar cosas para ver cómo funcionan. Si lo primero que le dicen es que no tiene que hacer nada, ¿qué va a aprender? Que es un inútil, y que hay otras personas quienes siempre tendrán que hacer todo por él.

Un niño que ayuda en su casa entiende que la familia necesita de su colaboración para llevar a cabo las actividades diarias. Aunque le puede chocar tener que lavar los trastes o ayudar al hermanito con la tarea, él sabe que su participación es importante, y sabe que puede hacer algo valioso. Eso le da confianza en su propia capacidad de desempeñar tareas que se le encarguen.

Por eso es importante que los papás vean los quehaceres domésticos como una oportunidad de enseñar a los hijos a ser responsables y útiles miembros de la sociedad. Por lo mismo, educar a los hijos a colaborar en la casa es todo un proceso que se puede organizar así:

Las responsabilidades personales.

Desde chiquito, debes enseñar a tu hijo que él es responsable de cuidar sus propias cosas. Cuando juega con algo, lo tiene que guardar antes de sacar otro juguete. Él mismo puede ser responsable de organizar sus propios juguetes.

Su ropa tiene un lugar específico. En la recámara de tu hijo debe haber un lugar a su alcance donde poner ropa limpia que se volverá a usar, y otro lugar (un cesto) para meter la ropa sucia.

Desde pequeño él puede aprender a clasificar su ropa. Cuando se desviste, dale la ropa y mándala a guardarla en el lugar correcto, felicitándolo por su esfuerzo de “niño grande”.

Su mochila escolar es su propiedad y su responsabilidad. Tu supervisas, pero tu hijo y nadie más debe revisarlo todos los días, sacando lo que se queda en casa y metiendo lo que se tiene que llevar a la escuela (por supuesto su propia tarea). Practica con tu hijo para que aprenda a checar su estuche para ver que tenga los lápices, colores y gomas suficientes para trabajar, y para que todos los días le dé una limpiada a la mochila para tirar lo que ya no sirve.

Cuando termine de comer y tiene permiso de levantarse de la mesa, tu hijo debe tener la costumbre de recoger su plato y dejarlo en la cocina.

Y cuando tira algo, pues ¡que lo limpie!


Si desde la casa tu hijo aprende a ver las cosas que él hace como su propia responsabilidad, entonces no le costará trabajo enfrentarse al reto de cumplir con responsabilidades afuera de la casa.

Algunas cosas que le pertenecen, y que tu hijo puede hacer por si mismo:

Hacer su cama
Guardar su ropa
Recoger su habitación.
Guardar los juguetes que él usó
Recoger su plato después de comer

La colaboración.
En la escuela, muchas veces cuando le pido a un niño que me ayude a recoger algo, me contesta, “pero yo no lo tiré”. Entonces tengo mi oportunidad de explicarle qué tan importante es su ayuda y cuánto se valora su generosidad en colaborar para hacer la vida más bonita para todos. Y luego me quedo ahí para asegurar que, efectivamente, recoja lo que le pedí.

Aprender a ayudar en tareas que son para la comunidad es muy importante. Dentro de los quehaceres domésticos hay muchos trabajos que benefician a toda la familia.

Cuando pidas a tu hijo que colabore para algo más grande que sus propias responsabilidades personales, debes explicar que en una familia, todos ayudan a todos. También es importante darle un merecido reconocimiento por su generosa participación en este proyecto familiar.

Este tipo de tareas le enseña a tu hijo a ser socialmente responsable y solidario, teniendo sentimientos hacia los demás y el deseo de ayudar.

Algunas tareas que benefician a todos pueden ser:

Ayudar a cocinar
Hacer la lista del súper
Limpiar el baño
Lavar los cacharos.
Pasar la aspiradora en la sala
Sembrar algo en el jardín

La especialización.
Estas tareas no son para cualquiera. Son los trabajos donde tú le pidas el apoyo a tu hijo porque él tiene una habilidad especial que puede ayudar a los demás.

Por ejemplo, le puedes pedir que haga la tarjeta de cumpleaños a la abuela, de parte de toda la familia, porque él dibuja muy bonito.

Este tipo de encargos hacen crecer a tu hijo, porque siente que verdaderamente tiene algo único que ofrecer, y que la familia lo necesita.

Haz el hábito de buscar tareas de este tipo que ocupen los talentos especiales de tu hijo. Estará colaborando con algo que disfruta hacer, ya que lo hace muy bien. Y se motivará a seguir desarrollando este talento, porque ve que es algo apreciado.

Este tipo de tareas también ayudan a incrementar la seguridad personal de tu hijo, ya que se sentiría la importancia del encargo, y tu confianza que solamente él lo puede hacer en la forma correcta.

Algunas tareas de especialización pueden ser:

Leer a un hermanito
Ayudar al hermano con la tarea
Alcanzar algún objeto donde tú no puedes llegar
Ir a la tienda a pagar y traer el cambio correcto
Encargarse del bebé mientras tú te ocupes de algo
Cuidar a la mascota

La confianza.
Claro que tendrás que supervisar durante el proceso de enseñar a tu hijo a colaborar en las tareas de la casa. Claro que tendrás que ser paciente, y tal vez aceptar un desempeño imperfecto, sobre todo al principio.

Pero el ingrediente más importante para que este aprendizaje tenga éxito es precisamente tu desapego.

Asigna la tarea, y luego apártate un poco, dándole espacio a tu hijo para que cumpla con lo que le encargaste. No estés encima de él, recordándole cada cinco minutos cómo quieres que haga la chamba.

Con tu actitud, comunícale dos cosas:

· Que lo necesitas

· Que crees en él y lo sabes capaz de hacer lo que le pediste

Con tu confianza le estarás habilitando a cumplir. Con tu confianza logrará ser independiente y seguro de sí mismo.
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